What you resist persists." That has been the story of my life growing up. I could make a very long list of all the things I resisted in life that ended up being a blessing. I resisted many things that came from my parents, including English lessons and anything related to the US. I couldn't envision myself living anywhere other than Argentina, where I was born and raised. As a teenager (and still now), I was fiercely proud of my culture and country, and I couldn't understand why some Argentines wanted to live elsewhere, especially in the US. My perception of the US was that it was a very self-centered country that promoted consumption at the expense of underdeveloped nations. While I still believe this to be true, my nearly 20 years in this country have exposed me to other aspects of it. I've encountered incredibly kind and open-minded individuals, witnessed a deep love for nature and environmental conservation efforts, and observed parents dedicating immense energy, love, and attention to their children during their formative years. Through my work with clients and friendships, I've also learned that many people here experience profound loneliness and have a deep need for connection, often resorting to addiction to fulfill this need. Some are unaware that there is a world beyond this country and are confined to their reality. There is a prevalent culture of materialism and consumerism, driven by the illusion of worth based solely on material possessions. I am grateful that life led me to this country, as it has provided me with countless experiences and relationships that I cherish deeply. My contribution to this society is to bring human connection a little closer, and in my role as a therapist, my contribution is to offer a therapeutic space where the person can make contact with their wounds, embrace them, give them space, and continue with life from a freer place, without the need to repeat patterns of the past. Every past experience that is not integrated (resisted) continues to express itself (persists) in the present, so that we can give it a place in our hearts and thus create a freer present. There are aspects of my parents that I once resisted, but as an adult, I view them with different eyes. Through the systemic work I've undertaken for my own healing, I've learned to give my parents a place in my heart, to take what they have to offer, and to honor my roots. I recognize that I wouldn't be who I am today without them (and my 7 siblings), and I have developed a deep love for myself, embracing all parts of me—even those that are more challenging to love. In my work as a therapist and supervisor, I am dedicated to guiding and supporting clients in the profound journey of comprehending and embracing their family dynamics. I firmly believe that within every family system lies a hidden gem—a perfect way of functioning. My role is to help clients unearth this hidden treasure, fostering shifts in their perceptions. By doing so, individuals can truly embrace and love who they are, while cultivating gratitude for their roots. My invitation to you is to embark on a journey of exploration within your own family dynamics. It involves identifying your unique place within your familial and cultural context, bringing to light unspoken expectations, resentments, and the burden of shame and guilt. Through this process, you can open your heart to recognize the inherent perfection in your life. And as a result of this process, to be in tune with what life desires for you" If you find yourself resisting and struggling with the way life is unfolding, I invite you to connect with me. Together, we can explore your experiences from a systemic perspective, expanding your understanding and uncovering the connections at play. By embracing these connections, we can work towards finding resolution and moving forward. Lo que resistes, persiste. Esa ha sido la historia de mi vida mientras crecía. Podría hacer una lista muy larga de todas las cosas que resistí en la vida y que terminaron siendo una bendición. Resistí muchas cosas que venían de mis padres, incluidas las clases de inglés y cualquier cosa relacionada con los Estados Unidos. No podía imaginar vivir en otro lugar que no fuera Argentina, donde nací y crecí. Desde adolescente (y aún ahora), sentía un gran orgullo por mi cultura y mi país, y no entendía por qué algunos argentinos querían vivir en otro lugar, especialmente en los Estados Unidos. Mi percepción de los Estados Unidos era que era un país muy centrado en sí mismo que promovía el consumo a expensas de las naciones menos desarrolladas. Aunque sigo creyendo que esto es cierto, mis casi 20 años en este país me han mostrado a otros aspectos de él. He conocido a personas increíblemente amables y de mente abierta, he sido testigo de un profundo amor por la naturaleza y los esfuerzos de conservación ambiental, y he observado a padres dedicando una inmensa energía, amor y atención a sus hijos durante sus años formativos. A través de mi trabajo con clientes y amistades, también he aprendido que muchas personas aquí experimentan una profunda soledad y una necesidad profunda de conexión, a menudo recurriendo a la adicción para satisfacer esta necesidad. Algunos no son conscientes de que hay un mundo más allá de este país y están limitados a su realidad. Hay una cultura predominante de materialismo y consumismo, impulsada por la ilusión del auto-valor basado únicamente en posesiones materiales. Estoy agradecida de que la vida me haya llevado a este país, ya que me ha proporcionado innumerables experiencias y relaciones que aprecio profundamente. Mi aporte en esta sociedad es traer la conexión humana un poquito más cerca, y e mi rol de terapeuta mi aporte es ofrecer un espacio terapéutico donde la persona puede hacer contacto con sus heridas, abrazarlas, darle lugar y continuar con la vida desde un lugar más libre, sin la necesidad de repetir patrones del pasado. Toda experiencia pasada que no se integra (resiste) sigue expresándose (persiste) en el presente, para que le demos un lugar en nuestros corazones y así poder crear un presente más libre. Hay aspectos de mis padres que una vez resistí, pero como adulta, los veo con diferentes ojos. A través del trabajo sistémico que he emprendido para mi propia sanación, he aprendido a darle un lugar en mi corazón a mis padres, a aceptar lo que tienen para ofrecer y a honrar mis raíces. Reconozco que no sería quien soy hoy sin ellos (y mis 7 hermanos), y he desarrollado un profundo amor por mí misma, abrazando todas las partes de mí, incluso aquellas que son más difíciles de amar. En mi trabajo como terapeuta y supervisora, estoy dedicada a guiar y apoyar a las personas en el profundo viaje de comprender y abrazar las dinámicas familiares. Creo firmemente que dentro de cada sistema familiar se esconde una joya oculta, una forma perfecta de funcionar. Mi función es ayudar a las personas a descubrir este tesoro oculto, fomentando cambios en sus percepciones. Al hacerlo, las personas pueden realmente abrazar y amar quienes son, mientras cultivan gratitud por sus raíces. Mi invitación para ti /vos es embarcarte en un viaje de exploración dentro de tus propias dinámicas familiares. Involucra identificar tu lugar único dentro de tu contexto familiar y cultural, sacar a la luz expectativas no expresadas, resentimientos y la carga de la vergüenza y la culpa. A través de este proceso, puedes abrir tu corazón para reconocer la perfección inherente en tu vida. Y como resultado de este proceso, estar en sintonía con lo que la vida desea para ti. Si te encuentras resistiendo y luchando con la forma en que la vida se desarrolla, te invito a conectarte conmigo. Juntos, podemos explorar tus experiencias desde una perspectiva sistémica, ampliando tu comprensión y descubriendo las conexiones en juego. Al abrazar estas conexiones, podemos trabajar para encontrar una solución y avanzar en la vida.